Dios le dijo a Abrahán en Génesis 22:16-18, “POR ESO QUE HAS HECHO, de no negarme a tu único hijo… multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo… por cuanto atendiste Mi voz”.

Desde la época de Abrahám, la gente ha sabido, que cuando obedecen la voz de Dios, y le entregan lo que es más preciado para ellos, ¡Dios lo multiplica mil veces más! ABRAHÁM ENTREGÓ A SU ÚNICO HIJO, A ISAAC, ¡CUANDO DIOS SE LO PIDIÓ!

Y al hacer eso, todos los deseos y sueños para la vida de Isaac, y hasta su propia esperanza de tener un patrimonio importante, desaparecieron.

Sin embargo, Dios devolvió a Isaac a su padre, y la familia de Abrahám, se volvió tan numerosa como las estrellas del cielo y como la arena de la orilla del mar. Y por medio de sus descendientes, dice Gálatas 4:4, “Cuando se cumplió el tiempo señalado, Dios envió a Su Hijo”.

La entrega a Dios tiene su recompensa. Entrégate a Dios con todo tu corazón.